La piel es el órgano más grande del cuerpo y, al mismo tiempo, el que se encuentra más expuesto a agentes externos. Este es motivo más que suficiente por el cual debemos cuidarlo con mayor esmero. Algunos de los factores que influyen en la calidad de la piel son el estrés, la alimentación, la falta de sueño o la exposición continua al sol.
Por edad
Lo primero que debemos hacer es un diagnóstico para conocer qué tipo de piel tenemos. A partir de ahí, el siguiente paso es adecuarlo a su cuidado y según la franja de edad en la que nos encontremos.
A los 20
Durante la veintena la piel del rostro está «impecable». Bien es cierto que pueden surgir algunos brotes de acné u otras afecciones, pero todo depende del tipo de piel y el cuidado que se le de. Por ello, lo más importante durante esta etapa es la prevención, sobre todo frente a los rayos solares.
A los 30
Esta es la edad en la que se empiezan a manifestar los primeros signos de la edad en la piel. Los más comunes suelen ser las manchas, la pérdida de la elasticidad e incluso cambios en la coloración de la piel… Es por ello que es realmente importante llevar a cabo tratamientos fibrotensores e incluir alguna mascarilla semanal que hidrate en profundidad para completar la rutina.
A los 40
De forma irremediable, la piel comienza a verse más flácida y cansada sobre todo en la zona del rostro y cuello. A partir de los 40 años, la clave es la renovación celular, ya que el rostro comienza a desdibujarse y el objetivo es recuperar parte de esa elasticidad, en especial en el contorno de ojos.
A los 50
En este punto, los signos de expresión y las arrugas son más profundas, existen manchas y la piel tiende a estar más seca. Es una edad de cambios hormonales, lo cual se manifiesta en el estado de la piel.
Sea cual sea el rango de edad en el que te encuentres, lo prioritario siempre es protegerse frente a los rayos solares y llevar a cabo una buena rutina de hidratación.
Rutina diaria
El cuidado de la piel debe ser una tarea obligatoria al menos dos veces al día, siguiendo los pasos que describimos a continuación y sin restricciones por edad.
– Limpieza: es prácticamente lo más importante. La limpieza del rostro con algún producto específico como nuestro mousse limpiador, para todo tipo de pieles y sin alérgenos. Su uso, al menos dos veces al día y sobre todo por la noche, ya que al dormir es cuando se regenera la piel.
– Exfoliación: al menos una vez a la semana, ya que así se eliminan las células muertas de la piel al mismo tiempo que la regeneramos, proporcionamos brillo y suavidad.
– Hidratación: siempre adaptada a nuestro tipo de piel y con el objetivo de evitar la sequedad y las arrugas, la hidratación es prioritaria en el cuidado de la piel.
– Protección solar: independientemente de la época del año, la protección solar siempre es obligatoria.
En términos generales, la piel lucirá sana si, aparte de mimarla con los pasos anteriormente nombrados, comemos de forma saludable, bebemos agua regularmente y realizamos ejercicio físico.